viernes, 31 de octubre de 2008

La política de Chile de proyección al Asia-Pacífico de las últimas décadas

La creciente importancia que han adquirido las economías del Asia-Pacífico en el actual contexto mundial, su creciente vinculación a los países Latinoamericanos, el liderazgo que a tenido Chile en tal vinculación y su pretensión de consolidar su histórica hegemonía en el Pacífico Sur Sudamericano son los temas que en realidad me motivaron a crear este blog, pero que por diversos motivos no había abordado.

Tal como sentencio don Diego Portales Palazuelos en su carta a Blanco Encalada; “debemos dominar para siempre en el Pacífico. Esa debe ser su máxima hoy, y ojalá fuera la de Chile para siempre”, palabras escritas en 1836 pero que en la actualidad cobran más vigencia que nunca. Hoy, entre los estudiosos, académicos y analistas hay pleno consenso en que el siglo XXI será el “Siglo del Pacífico”, se señala como a lo largo de la historia de la civilización han nacido y sucumbido centros de poder que son desplazados por otros; primero fue Mesopotamia entre los ríos Tigris y Eufrates, luego fue el Mar Mediterráneo, luego el Océano Atlántico, y ahora, en este siglo que recién esta comenzando, le ha llegado su turno al inmenso Océano Pacífico.

Siempre que se trata la importancia que reviste para Chile su vinculación con el Asia-Pacífico y el protagonismo a que esta llamado a asumir, se resalta el dinamismo económico y la importancia comercial de la región, pero a mi modesto juicio, no se resalta un cambio que es fundamental e histórico; Chile, desde su emancipación siempre ha estado alejado de los centros de poder económicos y políticos; centrado en el Atlántico, del cuál sí se han podido beneficiar países como Brasil, Uruguay y Argentina debido a su cercanía, en cambio, Chile, a pasado todo este tiempo literalmente a espaldas a éste, totalmente a trasmano, aislado por el imponente macizo andino, de ahí nuestra idiosincrasia de país isleño. Pero en el presente siglo, tal odiosa situación va a cambiar, ahora el centro de poder será el Pacífico y Chile, dada su condición geográfica privilegiada, por fin estará frente a éste. Tal cambio de los centros de poder y económico desde el Atlántico al Pacífico es el hecho de mayor trascendencia que le va a tocar vivir a nuestra nación; ahora podremos ser actores y protagonistas, ahora el centro económico estará frente a nosotros, estaremos ubicados en primera fila, antes, ni siquiera alcanzábamos a entrar al teatro. Tal trascendental acontecimiento que el mundo esta empezando a vivir representa una tremenda oportunidad que jamás hemos tenido, y también, un tremendo desafío que debemos enfrentar como país.

Como introducción a este interesante tema, del cuál espero que esta entrada sea la primera de muchas otras en las que abordare los diversos aspectos de la vinculación de Latinoamérica con el Asia-Pacífico y particularmente del liderazgo que ha ejercido Chile en tal vinculación, publico la trascripción de la primera parte de la introducción del libro titulado “Chile y la Comunidad del Pacífico”, escrito por Juan Salazar Sparks, segunda edición 1999.

Como decía Portales; “el Pacífico debe ser nuestra máxima”, y del balance de lo realizado por nuestro país desde mediados de la década del 70 hasta la fecha –según detalla el texto siguiente-, podemos constatar gratamente que el Pacífico a sido la máxima de la política exterior de Chile de las últimas tres décadas.

A continuación la trascripción:


Chile deberá ser una nación
Naviera, o no será nada.

MARÍA GRAHAM


Uno de los ámbitos más novedosos y promisorios de la política exterior de Chile de la última década es la Cueca del Pacífico. En diferentes sectores del país hay una revalorización creciente de lo que este vasto océano y las naciones (economías y mercados) que lo integran significan para el futuro económico, social y político chileno. Debemos constatar, eso sí, que recién en la segunda mitad de los años setenta Chile se decide a priorizar su acción hacia la región, en circunstancias de ser rivereños con un enorme litoral (unos 4.270 KM) sólo comparable al de Australia, Rusia, China, Estados Unidos y México.

Hasta hace no tanto, nuestro país se había limitado a una relación esporádica con determinadas áreas del Pacífico, preferentemente la Polinesia Francesa. Francisco Orrego la ha definido como la era romántica de la proyección chilena a la Cuenca. Si bien desde temprano en la vida republicana hay manifestaciones de un interés marítimo y comercial en la región, por lo general ellas tuvieron un carácter marginal dado que Chile nunca fue “una plaza comercial o centro político” y por “nuestra remota ubicación geográfica”.

Historiadores, cronistas y estudiosos nacionales, al efectuar un recuento de los contactos establecidos en el pasado con el Pacífico, terminan por mencionar siempre los mismos casos aislados: a) el proyecto de O’Higgins sobre la independencia de Filipinas; b) las ideas de Portales en materia de equilibrio de poder en el Pacífico Sur; c) el destierro de Freire a Sydney (Australia) y luego a las Islas Marquesas; d) la compañía de Calcuta para el comercio entre Valparaíso y la India; e) el flujo de bienes y personas con Australia y California durante sus respectivas fiebres del oro que coincidió con la prosperidad triguera chilena; f) los lazos regulares con Tahití; g) la ocupación de Isla de Pascua y un abortado plan para adquirir a Francia una segunda posesión en la Polinesia; y h) en general, la presencia de la marina de guerra y la marina mercante chilenas durante la segunda parte del siglo XIX.

En fin, no obstante los naturales atributos geográficos, y a pesar de una histórica vocación marítima, Chile pareció haberle vuelto la espalda al mar. Salvo contados autores o iniciativas esporádicas que mencionaremos, nuestro país prácticamente se desinteresa del acontecer del pacífico durante toda la primera parte del presente siglo. Esta lamentable incongruencia se produjo por diversas razones, entre las que cabe destacar:

a) El debilitamiento del poderío nacional sufrido a partir del cambio de siglo como consecuencias de crisis económicas, polarización política y pérdida de cohesión nacional;

b) Paulatinamente, la nación chilena fue perdiendo su liderazgo y su sociedad el espíritu emprendedor que la caracteriza, tendiendo Chile cada vez más al aislacionismo;

c) La apertura del Canal de Panamá en 1914 fue un duro golpe a las rutas marítimo-comerciales por el Estrecho de Magallanes y el Cabo de Hornos, reduciéndose así el peso internacional de los puertos chilenos (sobre todo Valparaíso); y

d) El consiguiente desplazamiento del polo de desarrollo chileno desde los puertos hacia los sectores agrícola y minero, esto es, la riqueza terrestre, ratificando con ello el carácter isleño siempre latente entre los chilenos por su peculiar geografía.

El retorno de Chile al Pacífico ha sido gradual, pues ha requerido todo un proceso de concientización ciudadana. Parte de la comunidad académica nacional emprende una labor de creciente difusión de los intereses que vinculan a Chile con la Cuenca. Como resultado de este esfuerzo se conocen diversas publicaciones que serán señeras en la materia, al igual que una trilogía de trascendentales seminarios organizados por el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile. Asimismo, sucesivas delegaciones gubernamentales y académicas chilenas comienzan a asistir a diversos foros del pacífico, debiéndose destacar la iniciativa tomada por la Cancillería chilena de llevar a cabo, conjuntamente con el East-West Center y el Pacific Forum de Hawaii, una importante conferencia sobre “América Latina y el Pacífico” en Honolulu (1984). Con posterioridad, proliferarían en el país numerosos centros académicos dedicados a los estudios del Pacífico, entre los cuáles cabría mencionar a la Universidad Gabriela Mistral y a la Universidad marítima de Valparaíso.

En el intertanto, mientras sucesivos gobiernos establecían relaciones diplomáticas y consulares con la mayoría de las naciones ribereñas e insulares de la Cuenca, algunas compañías chilenas se abocaban a abrir el transporte en la región. Es más, la Línea Aérea Nacional (LAN Chile) ya había iniciado en 1967 su ruta al Pacífico con los tramos de isla de pascua, Tahiti (Polinesia Francesa) y Fiji. Por su parte, las empresas navieras Interoceánica y Sudamericana de vapores establecían servicios regulares con Japón y una parte importante del Asia-Pacífico.

Todos estos pasos fueron sin duda clarividentes en la vinculación chilena con el Pacífico. Faltaba, eso sí, una clara concepción global acerca del papel que el país podía desempeñar en la región. Dos factores muy importantes que ayudaron a impulsar una acción más decidida de Chile en ese contexto fueron el régimen militar instaurado en 1973 y la liberalización del sistema económico de chileno. En el primer caso la verdadera formulación de una política de proyección al Pacífico no fue sino una respuesta al marcado aislacionismo internacional que sufría al gobierno militar. Había que legitimar a Chile en un nuevo campo de acción internacional y las emergentes naciones asiáticas (muchas de ellas con liderazgos autoritarios) no hacían cuestión de la falta de democracia en nuestro país. Por lo demás, el proceso de cooperación transpacífica (PBEC, PECC y luego APEC), sobre todo con el término de la Guerra Fría, ponía énfasis en los temas económicos y no políticos. Por cierto, la suspensión (en pleno vuelo) del viaje del General Pinochet a Filipinas en marzo de 1980 constituyó un serio revés para la política oficial de proyección al Pacífico (el Presidente chileno quedaba excluido de la misma), cuya implementación sólo pudo continuar con posterioridad gracias a la presión constante de sectores económicos, académicos y al interior del propio gobierno militar.

Pero tal vez más decisivo aún que lo anterior fue la propia apertura de la economía chilena. Por una parte, nuestra necesidad por diversificar tanto los productos como los mercados de exportación determinó que la Cuenca se transformara en un objetivo prioritario para el comercio exterior chileno. Y, por la otra, el crecimiento sostenido de economías asiáticas orientadas a la exportación las hacía particularmente dependientes de materias primas extranjeras (en el caso chileno de cobre, celulosa, harina de pescado, etc.). Ya en 1981 se produce un aumento apreciable del intercambio comercial con Japón (US$ 1.250 millones con una participación del 12% del total mundial), convirtiéndolo en el segundo mayor mercado para las exportaciones chilenas.

La atención del sector exportador chileno por los mercados del Asia-Pacífico traslucía además una preocupación creciente respecto de las dificultades a que el país se vería enfrentado tarde o temprano para poder ampliar sin límites sus mercados más tradicionales (EE.UU., Europa y América Latina). En definitiva, la mayor vinculación económica alcanzada con el Asia-Pacífico se traduce en una seguidilla de misiones comerciales al área (Japón en 1978, China en 1979 y Singapur en 1980), así como en la constitución de diversas instancias empresariales (Comisión Mixta Chile-China en 1977, el Comité de Cooperación Económica Chile-Corea en 1978 y el Comité Empresarial Chile-Singapur en 1980).

Otras importantes manifestaciones de una política de Estado hacia el Pacífico en esos primeros años se produjeron tanto desde la Presidencia como de la Cancillería chilena. Ya el 21 de mayo de 1980, pocos meses después de su abortado viaje a Filipinas, el General Pinochet anunciaba en su “Exposición Anual sobre el Estado de la Nación” la formulación de una política nacional a través de la creación del Instituto del Pacífico. Tales orientaciones se tradujeron, entre otras acciones, en la creación del Departamento del Pacífico de la Cancillería (años más tarde se eleva a la Dirección Asia-Pacífica) y en señeras declaraciones de los entonces Cancilleres Hernán Cubillos, René Rojas Galdames y Miguel Alex Schweitzer.

Con motivo del XXX aniversario de la Declaración de Santiago sobre Zona Marítima de 200 millas, en agosto de 1982, Rojas Galdames hace un llamado a sus colegas Miembros de la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS) para desarrollar una acción conjunta ya no sólo en el Pacífico Sur americano sino en toda la Cuenca. Tal planteamiento se materializará después durante la II Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la CPPS (Viña del Mar, febrero de 1984), donde se acuerda ampliar el ámbito de la CPPS y encargarle planes concretos de vinculación con los diversos órganos de la Cuenca y en áreas tales como el derecho y ciencias del mar, tecnología marina, cooperación económica y otras políticas comunes. Éste era, sin duda, un nuevo enfoque, puesto que Chile invitaba a sus vecinos a incorporarse a la tarea de proyectarse al Pacífico.

En la XXXVI Asamblea General de las Naciones Unidas, el Canciller Rojas Galdames enfatizó en su discurso el apoyo chileno a los esfuerzos en torno a una futura Comunidad del Pacífico, proponiendo la realización de consultas regionales para el diálogo panpacífico y, muy especialmente, la “cooperación sur-sur”, factible de estructurarse entre América Latina, las Islas del Pacífico Sur y las naciones de la Asociación del Sudeste Asiático (ASEAN).

Por su parte, el Canciller Schweitzer resumía muy bien a esas alturas la política nacional en la clase magistral que dictara con ocasión de la inauguración de la Conferencia Internacional sobre Recursos Marinos del Pacífico, celebrada en Viña del Mar el 16 de mayo de 1983. A saber:

Una de las características fundamentales de la política exterior de Chile es nuestra creciente presencia en el Pacífico. Hemos llegado a ella a través del establecimiento de vínculos diplomáticos con las naciones insulares emergentes y organismos regionales, del ofrecimiento de asistencia técnica a los mismo países isleños y de la participación activa de reuniones gubernamentales, académicas y empresariales que tienden al estudio de diferentes esquemas de cooperación regional, con el ánimo de crear, a mediano plazo, una comunidad de naciones de la Cuenca del Pacífico”.

Chile, por su carácter de país oceánico, con una extensa costa en el Pacífico y por poseer parte de su territorio nacional inserto en él, no puede permanecer ajeno a la necesidad de estudiar y de participar en diferentes esquemas de cooperación regional que logre regularizar en forma eficiente y equitativa este complejo de relaciones que comienzan a desarrollarse en torno a este mar. La misión de Chile es servir, además, de puente de enlace entre los pueblos de los dos lados del Pacífico”.

Hasta aquí los antecedentes más bien cronológicos de nuestra reciente revinculación con el Pacífico. Se trata primero de un proyecto ante todo intelectual, que luego es implementado por una acción preferentemente de gobierno. De allí que un paso importante en la inserción global de Chile a la Cuenca y su participación directa en los procesos de cooperación regional se diera recién con el ingreso de nuestro país a los principales foros. Éstos fueron, en forma escalonada, el Pacific Basin Economic Council (PBEC) primero, el Pacific Economic Cooperation Conference (PECC) después, y finalmente, el Asia Pacific Economic Council (APEC).

Antes de continuar nuestro relato, es bueno detenerse un poco para reflexionar acerca de importantes acontecimientos que acaecían en Chile y que le dieron un giro definitivo a nuestra política regional. Si para el régimen militar chileno (1973-1990) la apertura al Pacífico constituía una imperiosa necesidad geopolítica, para los gobiernos democráticos de la Concertación (Aylwin y Frei) consolidar la proyección chilena hacia la región representaba una de los objetivos prioritarios de la reinserción internacional del país. Si para el primero la apertura unilateral de nuestra economía ayudaba a la conquista de nuevos mercados externos (entre otros los del Asia-Pacífico), para el segundo resultaba necesario seguir una estrategia comercial de inserción múltiple, donde pudieran complementarse las negociaciones multilaterales, la cooperación regional y los acuerdos de liberalización recíproca. Por último, si para uno el principal instrumento de política exterior era lo económico, para el otro era la combinación de lo político y económico. Y, en este sentido, la continuidad de la política chilena hacia la Cuenca pudo trasformar al fiasco de Filipinas en una plataforma natural para el Asia-Pacífico: desde 1992 en adelante, prácticamente todos los años se ha registrado una visita oficial de un Presidente chileno a la región.

Como resultado de las primeras giras presidenciales chilenas al Asia-Pacífico, hay que resaltar la relación especial que se desarrollaría con Malasia. En efecto, el viaje del Presidente Aylwin a Kuala Lumpur en 1992 (junto con Tokio y Peking), en retribución a la que hiciera a Chile en 1991 el Primer Ministro malasio Mahathir Mohamad, fue el primero de un gobernante chileno a la región. Ello selló un apoyo personal dentro del Sudeste Asiático a la causa chilena. Mahathir visitaría después Argentina y Brasil, confirmando el interés malasio por desarrollar también una aproximación a América Latina dentro de su esquema de cooperación sur-sur.

Junto con una mayor aproximación y afinidad de tipo político con las naciones de la Cuenca, los lazos entre Chile y la región se vieron fortalecidos por sustanciales aumentos en los flujos comerciales y de inversiones. De partida, esto reflejaba el desarrollo general del comercio total entre América Latina y el Este Asiático, el cual creció cuatro veces en la década pasada (a una tasa media del 15% anual), alcanzando casi los US$ 50 mil millones en 1996. Enseguida, en el caso particular de Chile, si en 1970 nuestro país exportaba el 28,6% de sus productos a los mercados del PBEC, en 1995 ese porcentaje se había elevado al 53%. Sólo en el periodo 1980-1992 las exportaciones chilenas experimentaron un aumento promedio anual de 14,6%. Chile es actualmente la economía latinoamericana con la mayor participación en las exportaciones al Asia-Pacífico en comparación al total mundial (37%), mientras que el promedio latinoamericano todavía no sobrepasa el 10%. Por un amplio margen, el principal destino de los productos chilenos ha sido tradicionalmente Japón, pero se han ido consolidando gradualmente también los mercados de Taiwán, Corea del Sur y China.

Por todo lo anterior, un esfuerzo de gran envergadura de la diplomacia chilena lo constituyeron las arduas gestiones tendientes a lograr nuestra incorporación al APEC, el foro gubernamental de Cooperación Económica del Asia-Pacífico. A continuación, una vez consolidada la presencia de Chile en los diversos foros del Pacífico, resultaba evidente desarrollar una acción regional más multifacética. Como hemos venido sosteniendo desde hace un tiempo a esta parte, “la proyección chilena al Asía-Pacífico no puede ni debe limitarse a los foros regionales. Debe complementarse, además, con una acción bilateral más definida y una participación más activa del sector privado”. Aquí la idea de fondo era que, una vez agotada la alternativa de una red de acuerdos comerciales en América Latina, el país debería lanzarse a la búsqueda de socios asiáticos dispuestos al libre comercio bilateral. También está implícito en ello el propósito de que los empresarios chilenos asumieran una responsabilidad más directa y decidida en la acción regional chilena.

Ahora bien, en cuanto al segundo propósito, por iniciativa de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de RR.EE., en noviembre de 1994 fue creada la Fundación Chilena del Pacífico, como una instancia de carácter privado para “la promoción y fomento del intercambio comercial, económico, cultural, científico, tecnológico y social de Chile con los países que conforman la Cuenca del Pacífico”. La idea central era poder privatizar muchas de las gestiones que la Cancillería se encontraba coordinando en relación con los principales foros regionales (concretamente el PBEC y el PECC), procurando incentivar una participación más activa del sector empresarial chileno. De allí que se designara en su directorio a reconocidas personalidades de los ámbitos gubernamental, académico y empresarial y se eligiera como su primer Presidente al destacado ex Ministro, economista, académico y hombre público Edgardo Boeninger. En sus primeros años de vida la Fundación fue capaz de llevar a cabo un nutrido programa de actividades, entre las que no sólo destacan seminarios, publicaciones, becas e intercambios, sino el gran desafío de haber presidido el PECC durante dos años (1995-1997) y poder organizar su XII Reunión General en Santiago.

Un hito trascendental en el posicionamiento chileno reciente en el Pacífico fue el hecho de que por primera vez se realizara en América Latina una reunión plenaria del Consejo de Cooperación Económica del Pacífico: el PECC XII en octubre de 1997. El que alrededor de ochocientos representantes de de primer nivel de los sectores públicos, académico y empresarial viajaran a Santiago fue prueba suficiente del interés que despertaban Chile y América Latina en la Cuenca. Al asumir Boeninger la Presidencia del PECC en Pekín en 1995, Chile se comprometió a darle al plenario una fuerte dimensión latinoamericana y de hecho se invitó a la reunión en Santiago a distinguidas personalidades de Argentina y Brasil (incluso hubo un panel de Ministros de Comercio de América Latina). El objetivo de fondo consistía obviamente en, por un lado, atraer el interés asiático sobre Chile como un mercado verdaderamente integrado a sus naciones vecinas y, por el otro, poder desempeñar un rol de puente de América Latina hacia el Asia-Pacífico.

Si durante los años setenta no existían centros académicos chilenos especializados en el Asia-Pacífico (salvo los trabajos del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile), es interesante observar cómo veinte años más tarde éstos habían proliferado en gran cantidad, o bien, habían incluido la temática regional en sus programas de estudio. A fin de aprovechar las sinergias entre los múltiples grupos orientados al Pacífico, la Fundación Chilena del Pacífico tomó la iniciativa de constituir una especie de consorcio de instituciones y en 1998 creó el Consejo Asia-Pacífico en una reunión solemne realizada en la SOFOFA con la presencia del Ministro de RR.EE. José Miguel Insulza. En dicha ocasión el Canciller volvía a reafirmar la estrategia chilena hacia el Pacífico, al señalar:

Es cierto que, históricamente, nuestro país había mirado hacia el resto de América Latina, Norteamérica y Europa y que hasta tiempos recientes sólo esporádicamente el país había tornado su mirada a Asia. Pero también es cierto que esta omisión se a corregido. En las últimas décadas hemos comenzado a mirar en forma articulada y muy sistemática hacia la otra rivera del Pacífico.

No se trató de una decisión discrecional y arbitraria. Chile no convirtió al Asia-Pacífico en una de las prioridades de su política exterior por azar o por el mero ejercicio de la voluntad política. Una realidad geográfica indesmentible hizo que Chile siempre fuera una nación de la Cuenca del Pacífico

Junto a la realidad geográfica, se proyectó una nueva realidad económica, que nos convirtió gradualmente en socios de economías geográficamente distantes, pero con los que nos empezamos a complementar de manera muy fructífera…

Debemos seguir construyendo una trama de relaciones vecinales y de instrumentos de libre comercio, con el fin de proyectar a Chile como un proveedor de servicios y como puerta de entrada hacia los mercados sudamericanos y de salida desde éstos hacia los mercados ubicados en la otra rivera del Pacífico.

Chile aspira a que la liberalización del comercio en el área se siga realizando con la mayor celeridad y efectividad. Asimismo, nos parece fundamental que se mantenga su carácter comprensivo. Esto es, que la reducción y eliminación de aranceles y de las barreras no arancelarias mantengan una cobertura integral…

Hay que decirlo claramente. Las razones e interés que a través de nuestra historia han motivado y motivan la acción de Chile en el Asia-Pacífico continúan plenamente vigentes. Las circunstancias adversas del momento que afectan a algunas economías de esa región no tienen por qué modificar la alta prioridad que otorgamos a nuestra proyección hacia la Cuenca del Pacífico, factor que, ahora y siempre, se ha transformado en una variable fundamental de la política exterior chilena”.

Como hemos podido apreciar en esta extensa introducción, son numerosos los hitos que marcan la relación de Chile con la Cuenca del Pacífico y variados los temas que abarca la agenda de la cooperación transpacífica.

(…)

(Páginas 16 a 25)

(Las frases ennegrecidas y subrayadas son nuestras).

Gráfico en que se aprecia la evolución del comercio exterior de Chile con Asia Pacífico desde 1990 a 2006.


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miércoles, 22 de octubre de 2008

Helicópteros y aviones de ataque en la Aviación Naval de Chile. Parte III: SH-32 Cougar

Como se vió en el capítulo anterior, el primer helicóptero de ataque con que contó la Aviación Naval de Chile fue el Sikorsky, incorporado a principios de los 60, que estaba capacitado para la lucha antisubmarina (ASW). Le siguió el Alouette III, incorporado a fines de la década del 70, que disponía de capacidad antisubmarina (ASuW) mediante torpedos Mk-44 y una limitada capacidad para la lucha antisuperficie (ASuW), para lo cual podía ser armado con un lanzador de cohetes. Aunque en algunos artículos que he visto en Internet señalan que la Armada de Chile operó el misil ligero antibuque AS-12, no he encontrado fuentes nacionales que lo confirme. El único intento de la Armada de incirporar misiles aire-superficie en sus aeronaves fue a principios de los 90 con los Falcon 200 cuando a uno de ellos se lo armó con misiles Exocet AM-39, pero tal iniciativa no prosperó.

En el contexto internacional, con la incorporación de los misiles aire-superficie a las aeronaves embarcadas, la aviación naval adquirió un gran protagonismo en la guerra naval. Los helicópteros navales, hasta antes de la década del 80 se habían destacado en el cumplimiento de diversos tipos de misiones, tales como; transporte, enlace, evacuación, rescate y guerra antisubmarina, pero no habían participado mayormente en misiones de guerra anti-buque. Con el desarrollo de los misiles aire-superficie y su instalación en los helicópteros navales se ampliaría su campo de acción y prontamente demostrarían su gran efectividad y utilidad en combate. En la Guerra por las Falkland, helicópteros navales Westland Wasp británicos atacaron con misiles AS-12 al submarino argentino ARA Santa Fé mientras navegaba por la superficie causándole serios daños en su vela, posteriormente, dos helicópteros navales Sea Lynx británicos, armados cada uno con cuatro misiles Sea Skua, atacaron al aviso argentino ARA Alférez Sobral causándoles gravísimos daños y bajas en su tripulación. Los helicópteros Sea Lynx de la Royal Navy junto a sus misiles Sea Skua, serían empleados nuevamente con éxito durante la primera Guerra del Golfo Pérsico en ataques contra Lanchas Rápidas iraquies.

La Armada de Chile no se mantendrá ajena a estos avances y los incorporará prontamente, ya que a principios de la década del 90 adquirirá nuevos helicópteros para reemplazar a los Alouette III del "Escuadrón Antisubmarino" SH-1, los que además de estar capacitados para la lucha antisubmarina, podrán cumplir misiones anti-buque ya que están capacitados para operar los misiles aire-superficie Exocet AM-39, logrando con ello que la Aviación Naval de Chile ingrese a la era del misil. Con la incorporación de tales capacidades, los helicópteros navales embarcadaos adquieren una real capacidad anti-buque que potenciará y extienderá el poder de fuego y alcance de la Escuadra, lo que cambiará la doctrina que hasta aquel momento tenía la Armada en materia de guerra naval, y dará paso a la creación del “Escuadrón de Helicópteros de Ataque” HA-1.

HELICÓPTERO DE ATAQUE: EL AS332F1 SUPER PUMA / AS532 COUGAR:


1. Adquisición: Al igual que con los Alouette III a fines de los 70, la adquisición de los Cougar estuvo naturalmente determinada por la configuración de la Escuadra. A principios de la década del 90 la Escuadra estaba conformada por cuatro destructores clase County (1982 Capitán Prat, 1984 Cochrane, 1986 Latorre y 1987 Blanco Encalada) y cuatro fragatas clase Lender (1973 Condell, 1974 Lynch, 1990 Zenteno y 1992 Baquedano). Los destructores clase Summer Ministro Zenteno y Ministro Portales –que operaban con helicópteros ligeros- fueron dados de baja en abril y diciembre de 1990, respectivamente. Mientras las fragatas Leander sólo podían embarcar helicópteros ligeros como los Alouette III, los destructores County tenían la capacidad de operar con helicópteros medianos, como los Super Puma.

Las negociaciones para adquirir los nuevos helicópteros de ataque que reemplazarían a los Alouette III comenzaron en 1987. En una primera instancia la Armada habría estado interesada en adquirir cuatro AS-332 Super Puma y cuatro AS-365 Dauphins, con la intención de embarcar a los Super Puma en los destructores Couny y a los Dauphin en las fragatas Leander.

Finalmente, la Armada canceló la orden por los Dauphins y aumentó el número de los Super Puma a siete unidades puesto que tienen mayor capacidad que los helicópteros ligeros Dauphin que no pueden portar misiles pesados como el Exocet. Esta decisión, más ambiciosa que la original, implicó realizar importantes modificaciones en algunas unidades de la Escuadra con el objeto de poder embarcar a todos los Super Puma. Estos helicópteros llegaron a Chile entre los años 1991 y 1994, siendo matriculados con la serie N-71 hasta N-77. La Armada les dio la denominación de SH-32 y los asignó al “Escuadrón de Helicópteros de Ataque” HA-1 en reemplazo de los Alouette III. El modelo de helicópteros comprados por Chile es el AS 332F1 Super Puma, modelo que corresponde a la versión naval de la familia Super Puma. Desde 1990, Eurocopter les da la denominación de AS 532 Cougar a la versión naval y militar del Super Puma para así diferenciarla de la civil. Por ello es que a pesar de ser los helicópteros adquiridos del modelo Super Puma, en Chile, inclusive la Armada, los llama Cougar.


2. Modificaciones a las unidades de la Escuadra: Como se ha señalado, cuando a fines de los 80 se negociaron los helicópteros Super Puma, sólo cuatro unidades de la Escuadra –los destructores County- estaban en condiciones de embarcarlos, por lo que la Armada -con el fin de aumentar el número de plataformas desde las cuales poder operar con helicópteros medianos- debió modificar una fragata Leander y transformar dos destructores County en Destructores Porta Helicópteros (DLH) para que pudieran embarcar a dos Super Puma cada uno.

a) El primer destructor clase County en ser trasformado en DLH fue el DLG Blanco Encalada, que estuvo en los astilleros de ASMAR Talcahuano entre enero y mayo de 1989 donde se le amplió su cubierta de vuelo y hangar para que pudiera albergar dos helicópteros medianos.

Foto del Blanco Encalada en ASMAR Talcahuano durante su transformación a DLH en 1989, subida por Dicc93 al foro Base Naval.

Una histórica foto de la primera vez en que un helicóptero SH-32 Cougar se posa en la nueva cubierta de vuelo del DLH Blanco Encalada, hecho que ocurrió el 18 de abril de 1991 en Valparaíso. Foto subida por Dicc93 a Base Naval.

Foto del DLH Blanco Encalada tomada en 1992 donde se aprecian sus dos SH-32 Cougar en su amplia cubierta de vuelo.

b) A principios de los 90 le tocó su turno al destructor clase County DLG Almirante Cochrane que también ingresó a los astilleros de ASMAR en Talcahuano donde fue transformado en Destructor Porta Helicópteros (DLH) ampliándose su cubierta de vuelo y hangar a fin de quedar capacitado para operar con dos helicópteros medianos. A contar del 22 de diciembre de 1990 el Cochrane comenzó a operar en su nueva configuración de DLH.

Foto del Almirante Cochrane en ASMAR Talcahuano durante su transformación a DLH, subida por L-7 a Base Naval.

c) Finalmente, la fragata clase Leander Almirante Condell fue sometida a un proceso de modernización en la planta de ASMAR Talcahuano entre 1992 y 1993. Entre las mejoras que se le realizaron, se le sacaron sus lanzadores de misiles Exocet MM-38 situados en su popa con lo cuál se pudo ampliar y reforzar su cubierta de vuelo, además de ampliar su hangar, para que pudiera operar con helicópteros de mayor carga. Se le instalaron nuevos lanzadores para misiles superficie-superficie Exocet MM-40, de mayor alcance que los que poseía, los que se instalaron a los costados del nuevo hangar.

Foto de la fragata Almirante Condell en sus últimos años de servicio en la Armada de Chile ya modificada portando un helicóptero SH-32 Cougar.

Con estas trasformaciones, a principios de los 90 la Escuadra quedó habilitada para embarcar siete helicópteros Super Puma: cuatro en los nuevos DLH Blanco Encalada y Almirante Cochrane, uno en la fragata Condell modificada, y dos en los DLG Capitán Prat y Latorre que no habían sido transformados en DLH.

c) La fragata Leander Baquedano y el destructor County Almirante Latorre son dados de baja en diciembre de 1998, con lo cuál se pierde una plataforma donde operar con los Super Puma. Para suplir la pérdida, entre 1998 y 1999 la fragata clase Leander Almirante Lynch fue sometida a un periodo de reparaciones y modernizaciones en la planta de ASMAR Talcahuano similar a la recibida por la Condell, donde se le realizó la modificación de la habitabilidad y ampliación de su hangar y cubierta de vuelo para que pudiera operar con helicópteros medianos, entre otros trabajos.

Foto de la fragata Almirante Lynch durante los ejercicios conjuntos Tean Work South de 1999, recién modificada con un SH-32 Cougar embarcado tomada desde el blog Achyotros.

Fotos en que es posible apreciar el antes y el después de las modificaciones realizados por ASMAR en los destructores County y en las fragatas Leander. Tomadas de la página de Asmar.

Helicóptero SH-32 Cougar N-74 entrando en el hangar de una de las fragatas Leander modificadas. Una de las varias modificaciones que se realizaron en estas fragatas para que pudieran embarcar un helicóptero mediano fué enaltar el hangar, detalle que se aprecia claramente en la foto anterior.

Foto de la cubierta de vuelo de uno de los DLH en la que pueden operar independientemente sus dos SH-32 Cougar tomada por Waldo Silva. Sacada de Helicopassion.

Foto de los dos hangares independientes que poseen los DLH para embarcar a dos SH-32 Cougar tomada de Aero Teide.


3. Características de los SH-32 Cougar

Los helicópteros Super Puma y su versión militar Cougar fueron desarrollados por la empresa Aérospatiale, actualmente absorbida por Eurocopter. Se trata de un helicóptero catalogado como mediano (9.000 Kg.).

Los SH-32 Cougar que opera la Aviación Naval de Chile (AS 332F1 Super Puma) están equipados con el radar Thompson CSF Varan, el sonar Thomson Sintra calable, sonoboyas y ESM Thompson CSF DR2000U. Su tripulación esta formada por dos oficiales pilotos encargados del vuelo de la aeronave, un oficial de control táctico y dos operadores de sensores todos responsables de la operación de los equipos de detección (radar y sonar).

En el excelente y pedagógico artículo “Armada de Chile. Mes del Mar. AS332F1 Super Puma”, del que he sacado información, incluye además un excelente set de fotografías de las diversas partes de los SH-32 Cougar tomadas al Naval 76 por Antonio Beghello en una exposición de la Armada efectuada en noviembre de 2004 en la Base Aeronaval de Torquemada, Viña del Mar. A continuación un par de aquellas fotos:

Foto de la cabina de un SH-32 Cougar. La pantalla del radar es la de color naranja.

Fotos de la parte trasera de la cabina donde se encuentran las estaciones de detección.

Foto de la puerta trasera que es utilizada para acceder a las estaciones de detección cuando se le instalan los misiles Exocet o los torpedos a los costados del Cougar.

Foto en la que se aprecia el cono que protege la antena del radar de exploración Thompson CSF Varan, y los flotadores delanteros en caso de aterrizaje de emergencia sobre el mar.


4. Misiones que pueden ejecutar los SH-32 Cougar: Se trata de un helicóptero bastante versátil capacitado para cumplir misiones de ataque naval (ASW y ASuW), que es para lo que fue adquirido, pero que puede realizar perfectamente otro tipo de misiones, como: operaciones de interdicción Marítima (MIO), inserción de fuerzas especiales, misiones de búsqueda y rescate (SAR) y evacuaciones médicas.

a) En misiones de ataque: Los Cougar embarcados alargan considerablemente el brazo armado de la Escuadra en un enfrentamiento, ya que pueden buscar, detectar y destruir buques o submarinos enemigos mucho antes de que estén al alcance del armamento de la Escuadra o de que ésta este al alcance del de la flota enemiga, estimándose -en base a su autonomía de vuelo y alcance del misil Exocet- que el SH-32 Cougar puede impactar blancos de superficie ubicados entre los 230 y 250 Km. de distancia del buque del que opera. Además, pueden ser utilizados como plataforma de detección y guiado de misiles más halla del horizonte para las unidades de superficie de la Armada, ya sea de la Escuadra o de los Comando de Misileras, para lo cuál cuentan con equipos de comunicación que le permiten montar un enlace seguro con las unidades de superficie, proporcionando en tiempo real los datos sobre la localización del enemigo.

Guerra Antisubmarina (ASW): los SH-32 Cougar pueden portar dos torpedos Mk-46, cuya cabeza de guerra contiene 44 Kg. de explosivo, o cargas de profundidad.

Foto del SH-32 Cougar N-72 armado con un torpedo Mk-46, tomada del blog “El Observador Aeronáutico”.

Foto del SH-32 Cougar N-75 armado con torpedo Mk-46, subida por AlfaRomeo1 a Base Naval.

Foto inédita del SH-32 Cougar N-76 armado con un torpedo MK-46 y un misil Exocet AM-39 subida por Degan al foro PerúDefensa.


Guerra anti-superficie (ASuW): Los SH-32 Cougar pueden portar dos misiles antibuque AM-39 Exocet. Dentro de la variada gama de misiles anti-buque que pueden ser lanzados desde aeronaves, el misil francés aire-superficie Exocet AM-39, desplegado por primera vez en 1979 en la Armada de Francia, a sido el más famoso de todos principalmente por su probado éxito en combate donde a sumado importantes víctimas, entre las que se cuentan; El destructor HMS Sheffield y el buque logístico SS Atlantic Coveyor de la Royal Navy, en la Guerra por las Falkland; En la Guerra entre Iraq e Irán, el primero, lanzó una gran cantidad de misiles Exocet AM-39 contra diversos buques iraníes, principalmente de transporte y petroleros, siendo las víctimas más destacadas la fragata norteamericana USS Stark, atacada por error, y el súper petrolero Sea Wise Giant.

Característica: Se trata de un misil “Pesado” ya que tiene una cabeza de combate de 165 Kg. de explosivos capaz de hundir o dejar fuera de combate desde patrulleras rápidas hasta destructores. De “Largo Alcance”, ya éste oscila entre los 50 y 70 Kms. dependiendo de la altitud y de la velocidad de la plataforma en el momento del lanzamiento. Misil del tipo “Dispara y Olvida” lo que implica que es totalmente autónomo después del lanzamiento y durante toda la duración del vuelo. Una vez lanzado utiliza un guiado inercial, y la trayectoria final es autoguiada por medio de un radar activo. Misil “Roza Olas” ya que en la parte final de su trayectoria el misil desciende y vuela a muy baja altura hasta impactar el buque, o bien, a último momento puede elevarse e impactar al buque desde arriba con el fin de burlar a los sistemas antimisil.

Fotos: La Armada ha sido bastante generosa difundiendo fotos de los SH-32 Cougar armados con sus Exocet AM-39 o exhibiéndolos al público en ferias como Fidae o Exponaval. Lamentablemente aún no ha hecho pública una fotografía del lanzamiento de un Exocet AM-39 efectuado por un SH-32 Cougar.

Foto del SH-32 Cougar N-72 armado con sus Exocet AM-39, al parecer, una de las primeras fotos de los Cougar con Exocet. Tomada de Airwar.

Unas de las más famosas fotos que existen del Cougar con Exocet AM-39, son las sacadas por Iván Siminic en una sesión fotográfica realizada en julio de 1997 al SH-32 Cougar N-73, mar adentro de Valparaíso, con la colaboración de la Armada. La historia de esta sesión fotográfica contada por su autor en “Mis mejores fotos aire-aire (1º parte)” del blog “El observador Aeronáutico”.

Otras foto del SH-32 Cougar N-73 armado con sus Exocet AM-39 tomada desde Aero Teide.

Foto del SH-32 Cougar N-74 armado con un Exocet AM-39 tomada desde Aero Teide.

Foto del del SH-32 Cougar N-75 armado con sus Exocet AM-39 tomada por Alvaro Romero en la FIDAE 2000. Tomada de Airlineres.net.

Otra foto del SH-32 Cougar N-75 armado con un Exocete AM-39 sobre la cubierta de vuelo de uno de los DLH tomada por Iván Siminic. Sacada desde Helicopassion.

Foto del SH-32 Cougar N-76 armada con sus Exocet AM-39 tomada por Alvaro Romero en la Feria Aeronaval realizada en octubre de 2003 en la Base Aeronaval de Viña del Mar. Tomada de Airliners.net.

Otra foto del SH-32 Cougar N-76 armado con sus Exocet AM-39 en la Base Aeronaval de Torquemada, Viña del Mar. Tomada de la página web de la Armada.

Las últimas fotografías aparecidas de los SH-32 Cougar armados con Exocet corresponde a la última Revista Naval realizada en Valparaíso en enero de 2006 en honor al Presidente Ricardo Lagos y demás autoridades que participaron en la renovación de la Escuadra. En dicha oportunidad participaron tres SH-32 Cougar, de los cuáles dos iban armados con sus Exocet AM-39.

Finalmente, una inédita foto de un SH-32 Cougar con su Exocet AM-39 sobre la cubierta de vuelo del DLH Blanco Encalada subida por SSBN a Base Naval. A su lado se encuentra el destructor clase County DLG Almirante Latorre, que no fue trasformado a DLH como el Blanco. En la foto se aprecia el lanzador de misiles Sea Slug que posían los destructores clase County originalmente y que fue removido en el Blanco y Cochrane con el objeto de extender su cubierta de vuelo cuando fueron transformados en DLH.

En atención a que la Armada no ha hecho pública ninguna fotografía de algun SH-32 Cougar lanzando sus misiles Exocet AM-39, como referencia, incluyo esta fotografía tomada de MBDA que muestra el lanzamiento de un Exocet AM-39 por un helicóptero Cougar.


b) El Escuadrón de Helicópteros de Ataque HA-1 tiene una activa participación en ejercicios internacionales junto a las unidades de la Escuadra, donde los SH-32 Cougar, además de los ejercicios de guerra naval, participa en Operaciones de Interdicción Marítima (MIO) del tipo cooperativa y no cooperativa, diurnas y nocturnas, las que desarrolla junto al Grupo de Abordaje y Registro de la Armada (GARA), y también el SH-32 Cougar es empleado para realizar patrullajes y exploración aeromarítima, operaciones que se desarrollan principalmente en los ejercicios PANAMAX.

Fotografías de la tripulación del SH-32 Cougar N-73 y del GARA embarcados en la FF Almirante Riveros durante su participación en los ejercicios PANAMAX 2008.

También puede ser utilizado para transportar un pequeño grupo de fuerzas especiales o paracaidistas.








c) Otras misiones: Si bien la función de ataque es para la cual fueron adquiridos y destinados, los SH-32 Cougar han llevado a cabo exitosamente otro tipo de misiones que revelan sus excelentes característica, como la operación de salvamento realizada por el SH-32 Cougar N-75 en la que participó del rescate de la dotación del Porvenir I que naufragó al sur de Corral en agosto de 2005, donde las condiciones de visibilidad, viento y mar imperantes hicieron imposible la operación de los helicópteros de salvataje más ligeros.

El presente año se realizó una inédita aeroevacuación médica desde el archipiélago de Juan Fernández hacia el continente (Viña del Mar) en un helicóptero SH-32 Cougar, que de noche logró recorrer más 1.200 kilómetros sobre el mar. Más información en “Inédito rescate en Juan Fernández por un helicóptero de la Armada” "Inédito rescate en Juan Fernández, 2º parte".


5. Mejoras: La Aviación Naval a dotado a los SH-32 Cougar de varios sistemas con el fin de hacer más segura y amplio su rango de operación.

a) Sistema de auxilio al aterrizaje (ASSIST): Considerando las difíciles condiciones que presenta el Océano Pacífico para la navegación, y particularmente, las que presentan los peligrosos mares australes en los que opera la Escuadra, la Armada incorporó a sus unidades que embarcan helicópteros el sistema de auxilio al aterrizaje RAST de la empresa canadiense Intal Technologies. Este sistema facilita y da seguridad al aterrizaje y despegue de los helicópteros, y lo que es más importante, permite su operación aún en condiciones climáticas adversas, que sin este sistema no se podrían realizar.

Impresionante foto de un SH-32 Cougar realizando maniobras de aterrizaje en las condiciones climáticas típicas del sur de Chile. La foto habla por sí sola de las bondades del sistema.

b) Visores nocturnos (NVG): Los SH-32 Cougar pueden operar en condiciones diurnas y nocturnas, siendo la última la que impone más riesgos y limitaciones debido a que los pilotos carecen de referencias visuales, lo que hace especialmente complejo operaciones como el despegue y aterrizaje en buques, vuelos próximos a la costa, vuelos estacionarios sobre el mar y rescate de náufragos. Para mejorar las capacidades del vuelo nocturno se han creado distintas tecnologías; visores infrarrojos (IR), visores térmicos (FLIR) y visores con intensificador de luz (NVG), siendo éste sistema el escogido por la Armada para instalar en los SH-32 Cougar, lo que permite al piloto volar contando con referencias visuales, aumentando la seguridad en los vuelos nocturnos e incrementando sus capacidades operacionales. (Extractado del artículoEscuadrón de helicópteros de ataque HA-1 con visores nocturnos”).

c) Cámaras ópticas e IR (FLIR): EL 06 de noviembre de 2006 la empresa L-3 Wescam anunció que la Armada seleccionó el montaje electro óptico MX-15 para instalarlo en los SH-32 Cougar. Se trata de un montaje estabilizado para cámaras ópticas diurnas y cámaras IR para visión nocturna y todo tiempo. Con este sistema, sumado a los visores nocturnos (NVG), los SH-32 Cougar quedaron totalmente capacitados para realizar misiones nocturnas o en condiciones climáticas adversas. Las cámaras fueron montadas el 2006 con la ayuda de ENAER.

Fotos del FLIR instalado en el SH-32 Cougar N-76. Subidas por xxx al foro Solomaquetas.

d) Centro de Entrenamiento de Escape de Cabina Sumergida: Desde su incorporación, dos SH-32 Cougar se han perdido en accidentes, el N-71 y N-72. No he encontrado información del accidente del N-71, salvo que no hubieron pérdidas humanas. El N-72 se perdió en un accidente ocurrido el 24 de mayo de 2003 cuando se precipitó al mar durante operaciones nocturnas a unas 60 millas de Iquique, falleciendo los tenientes Juan Pablo Espinoza y Gustavo Bahanondes. El N-72 se encontraba realizando una operación llamada “calado de sonar”; se mantenía en vuelo estacionario a unos treinta metros del mar, sin ninguna referencia. Cabe recordar que al poco tiempo de incorporarse los Alouette III, a mediados de los 70 también ocurrió un accidente nocturno durante una maniobra de aterrizaje, perdiéndose la aeronave y dos de sus tripulantes. La incorporación de visores nocturnos y FLIR es una clara consecuencia de estos lamentables accidentes cuyo fin es dar mayor seguridad a las riesgosas operaciones que deben realizar estos helicópteros, fuera de incrementar sus capacidades tanto en misiones de ataque como de salvamento.

A raíz de estos accidentes y de la experiencia internacional en materias de entrenamiento de pilotos navales, la Aviación Naval de Chile desarrolló el proyecto ACHERNAR con el objeto de contar con las instalaciones necesarias para entrenar a sus dotaciones en casos de amarajes forzados, mediante la construcción de un “Centro de Entrenamiento de Escape de Cabina Sumergida” construido en la Base Aeronaval de Viña del Mar donde se simulan las condiciones de un amaraje forzado y se practican las destrezas necesarias para salir indemne de tan apremiante situación. El proyecto fue aprobado y su construcción comenzó a mediados de 2006, siendo inaugurado a principios de junio de 2007.

Fotos del Centro de Entrenamiento de Escape de Cabina Sumergida, La primera, durante su construcción, la segunda, una vez terminado, y la última, durante un ejercicio.

Más información en: "Proyecto Centro de Entrenamiento de Escape de Cabina Sumergida" e "Inauguran simulador de escape de cabina sumergida".


Comentarios finales:

1. La incorporación de los SH-32 Cougar representó un avance significativo en el desarrollo del ala rotatoria embarcada de la Aviación Naval de Chile si se compara con las capacidades de los Alouette III en la década de los 80, sobre todo por la gran capacidad anti-superficie que le confieren los misiles Exocet AM-39. Es de destacar que la Armada apostó fuertemente por la potenciación del ala rotatoria embarcada cuando decidió cambiar su modesto plan original de adquirir cuatro helicópteros medianos y cuatro ligeros por la incorporación de sólo helicópteros medianos capaces de portar misiles pesados y con un mayor radio de acción, ya que pese a que no contaba con las plataformas suficientes para embarcarlos, no dudo en realizar importantes transformaciones y modificaciones a las unidades de la Escuadra para tal fin.

2. Pese a que hace un tiempo se especuló sobre el reemplazo de los SH-32 Cougar, al parecer tal opción no la a considerado la Armada, ya que han recibido bastantes mejoras y aún les resta bastante vida útil. Lo que sí resulta necesario es reemplazar a los aparatos perdidos, ya que de los siete SH-32 Cougar adquiridos sólo quedan cinco y actualmente son seis las unidades de la Escuadra capaces de embarcar este tipo de helicópteros, por lo que se señala que se deberían adquirir a lo menos tres o cuatro Cougar para así mantener plenamente operativo al Escuadrón de Helicópteros de Ataque HA-1 con aeronaves suficientes para embarcar en todas las unidades de la Escuadra y permitir realizar las mantenciones periódicas, reparaciones eventuales y entrenamiento, sin que por ello se deje a alguna fragata sin su helicóptero operativo.

3. Para las Armadas que carecen de un portaaviones y su grupo de ala fija embarcada, la única alternativa que tienen de contar con una verdadera aviación naval de ataque (que acompañe a la flota en alta mar) es mediante la incorporación de helicópteros, que además de cumplir su tradicional rol antisubmarino, puedan cumplir misiones de ataque contra unidades de superficie. Alternativa que si bien puede resultar bastante pobre para las armadas que cuentan con un portaaviones y todas las capacidades que brinda esta plataforma, para la realidad de Chile y las hipótesis vecinales de conflicto que tiene, resulta de suma importancia y de un gran efecto disuasorio, ya que si se piensa en una batalla decisiva en que nuestra Escuadra deba enfrentar a la flota peruana o argentina (como en 1978), el contar con la capacidad de enviar un ataque con seis helicópteros SH-32 Cougar armados cada uno con dos misiles Exocet AM-39 le da una gran ventaja, que incluso podría llegar a ser determinante, máxime si consideramos que tales flotas en la actualidad sólo poseen defensas antiaéreas y antimisil de corto alcance como el Aspide, por lo que de estar la dotación completa de SH-32 Cougar y poder realizar un ataque conjunto, tendrían la capacidad de lanzar doce Exocet AM-39 sobre la flota enemiga con una buena probabilidad de hundir algunos buques y provocarle graves daños a otros, lo que en definitiva provocara una disminución importante en la capacidad de la flota enemiga, que tendría que enfrentar luego a la Escuadra con sus misiles RGM-84 Harpoon Block II. Igual importancia tendrían los SH-32 Cougar en un enfrentamiento entre grupos de tareas más pequeños.

4. Resulta imperioso destacar la importancia que representó para la Aviación Naval y el desarrollo del ala rotatoria embarcada los Destructores Porta Helicópteros (DLH) Blanco Encalada y Cochrane, que con sus amplias cubiertas de vuelo con dos spot para operar simultáneamente con dos helicópteros navales medianos significó un gran avance respecto a la anterior configuración de la Escuadra. Con la baja de servicio de estos DLH quedó un gran vacío en la Escuadra, y por lo determinado por la Armada en orden a sólo adquirir fragatas por considerarla la plataforma más idónea para cumplir las funciones de la institución, no volveremos a ver un DLH capaz de operar simultáneamente con dos helicópteros medianos en mucho tiempo.


Fuentes principales:

- “Armada de Chile. Mes del Mar. AS332 F1 Super Puma” de la página web "Aviones de Combate de Chile y el Mundo".

- “Un albatros de 80 años” escrito por Claudio Cáceres Godoy y Alessandro Bocca, publicado en la página web SIAL.

- “Helicópteros de ataque Cougar en rescate marítimo”.

- “Escuadrones VP-1 y HA-1 reafirmaron su posicionamiento internacional en ejercicios RIMPAC y PANAMAX 2008” publicado en Revista Vigía de septiembre de 2008.


Entradas relacionada:

- “Helicópteros y aviones de ataque en la Aviación Naval de Chile. Parte I”.

- “Helicópteros y aviones de ataque en la Aviación Naval de Chile. Parte II”.

- “Helicópteros y aviones de ataque en la Aviación Naval de Chile Parte IV: Del P-3ACH al C-295 Persuader”.

- "Aviación de ataque naval de la Armada y la FACH a fines de los '80. ¿Disputa de rol?".